La pandemia de 1918:
Una crisis local y global
En el oeste de Wisconsin, los médicos se centraron en el cuidado preventivo como la manera más eficaz de afrontar la pandemia. El consejo de salud de Eau Claire recomendó que los lugares para reuniones públicos como heladerías, bases, restaurantes e iglesias se cerraran. También recomendó el distanciamiento social y que la gente se llevara mascarillas de tela.
Estas medidas no fueron aceptadas por todos. La Iglesia de Ciencia Cristiana en Eau Claire protestó el cierre de las iglesias. Creía que las iglesias eran importantes para la salud pública porque creaban un estado de mente más saludable. En tiempos de crisis como, “the present condition of public fear” [el estado actual de miedo público], discutía, las iglesias eran más necesarias que nunca.
Los científicos cristianos basaban sus argumentos en las conexiones entre la salud pública y el bienestar moral, en vez de las violaciones de libertades religiosas. Aun cuando las personas se oponían a lo que la Consejería de Salud hacía, reconocían que había una crisis y que había pasos especiales necesarios para acabarla. En general, las medidas empleadas en Eau Claire sirvieron para proteger a las personas. La ciudad tenía una tasa de mortalidad mucho más baja que otras ciudades en Wisconsin de tamaños similares.
Imagen: Un dibujo de 1918 encontrado en los archivos de la Consejería de Salud de Eau Claire. Los UWEC Special Collections & Archives [Colecciones Especiales y Archivos de UWEC].
La gripe de 1918 infectaba a las personas de todas comunidades sin discriminación. Sin embargo, las personas que experimentaban las peores dificultades eran las comunidades pobres, especialmente los grupos minoritarios que carecían de acceso al cuidado médico. Cuando una comunidad se deja para manejarse sin el apoyo del resto de la sociedad, los resultados pueden ser devastadores, porque muchas de estas comunidades no tienen la capacidad de pagar por el cuidado médico.
Aunque el Estado de Wisconsin les ofreció algún apoyo a sus municipios, el gobierno federal bajo de la administración de Wilson no proveyó la dirección adecuada para combatir la gripe, la que tuvo consecuencias mortíferas. Al fin y al cabo, cuatro olas de la pandemia, entre los años 1918 y 1920, les habían quitado la vida a aproximadamente 675.000 personas en los EE.UU. y 50 millones de personas por el mundo.