Una crisis escondida:
los opioides en el Medio Oeste
En los 1980, las compañías farmacéuticas empezaron a promocionar los opioides como OxyContin y Vicodin para dolores crónicos en cantidades récord. Estas compañías se centraban más en los beneficios que en los peligros de los medicamentos, minimizando el profundo riesgo en que ponían la salud individual y pública. Como una clase de drogas derivadas del opio – una sustancia muy adictiva de la adormidera y el ingrediente principal de drogas como la morfina y la heroína – los opioides se han demostrado ser altamente adictivos.
A comienzos de los 2000, las tasas desorbitadas de la sobredosis de opioides hicieron la crisis imposible ignorar. Los condados rurales en la región del Medio Oeste han experimentado un aumento de 1.600 por ciento en el uso de opioides en las últimas dos décadas.
Desde principios de 2000, la tasa de mortalidad de los opioides ha subido un 567 por ciento en Wisconsin. Las comunidades rurales se encuentran desafiadas por la falta de opciones de asistencia médica para la drogadicción y problemas de salud mental. Por ejemplo, la falta de acceso a la asistencia médica causa un aumento en el consumo de drogas recreativas o el compartir de las recetas no utilizadas entre los miembros de familia.
Además, una gran razón por el uso de opioides en las áreas rurales es la falta de oportunidad económica. Es decir, muchos carecen de los medios económicos suficientes, el sueldo digno o la oportunidad de salir, y el uso de opioides puede ser una estrategia de afrontamiento atractiva. El hecho de que la adicción a los opioides no ha sido reconocida como una crisis de salud pública hasta hace poco agrava la situación.
"The chaos, the dysfunction, the hurt, the worry - it became too much to bear…” [El caos, la disfunción, el dolor, la preocupación; se hizo demasiado que soportar…]
- Miembro de comunidad anónimo hablando de un miembro de familia que lucha con la adicción
Para mediados de la década de los 2010, las comunidades locales y los cuerpos policiales habían comenzado a proponer cambios sociales. En el condado de Douglas, la policía organizó discusiones públicas sobre el abuso de los opioides y las opciones de tratamiento. Durante una sesión en el año 2016, una madre describió el desafío de cuidar de un hijo adicto, “I love my son, and I will never give up. He knows that, but I needed help to” [Amo a mi hijo, y nunca me rindo. Él lo sabe, pero yo necesitaba ayuda también], ella dijo. “The chaos, the dysfunction, the hurt, the worry - it became too much to bear…” [El caos, la disfunción, el dolor, la preocupación; se hizo demasiado que soportar…]. Desafortunadamente, por el acceso inadecuado a servicios públicos, muchos adictos solamente pueden desintoxicarse mientras que están en la cárcel.
En 2016, el gobernador anterior de Wisconsin, Scott Walker, llamó la crisis de opioides una “epidemia” y creyó un cuerpo especial para centrarse en “the devastating impact” [el impacto devastador] del abuso de los opioides y la necesidad de más tratamientos. El cuerpo especial notó una disminución de 12 por ciento en recetas de opioides en el estado, pero no mencionaron el uso de drogas ilícitas. A pesar de las acciones locales, estadales o federales para ayudar la adicción a las drogas, los fallecimientos por sobredosis todavía continúan a subir en Wisconsin y el país.
Bajo mucho escrutinio mediático y político, los doctores han empezado a limitar las recetas de opioides. El público ahora entiende los peligros de las recetas de opioides y es más propenso a buscar la ayuda de profesionales médicos para la adicción. A la vez, el acceso limitado a las recetas de opioides ha causado una ola de uso de heroína, puesto que los que se han hecho adictos a los opioides buscan alivio. Las tasas de sobredosis de heroína continúan a aumentarse en Wisconsin y las clínicas rurales todavía carecen de los recursos para tratar la adicción.